¿Es la muerte el final del camino? Para algunos investigadores simplemente NO, sino que la vida continúa entre otro estado, en el multiverso.

Muchos de nosotros creemos que la muerte es solo el final de nuestra existencia física. Afortunadamente, hay cada vez más pruebas asombrosas que apoyan la teoría de que nuestra conciencia «continúa existiendo después de que mueren nuestros cuerpos biológicos».

Los investigadores de la interpretación de «Muchos mundos» de la teoría del multiverso nos alientan fuertemente a considerar las cosas que no podemos ver para respaldar aún más esta creencia.

Uno de los defensores de la teoría de la vida después de la muerte es Robert Lanza, quien dice que la muerte es solo una ilusión que nos han enseñado a aceptar.

Lanza dijo:

«Aunque los cuerpos individuales están destinados a la autodestrucción, el sentimiento vivo – el ‘¿Quién soy yo?’ – es solo una fuente de energía de 20 vatios que opera en el cerebro. Pero esta energía no desaparece con la muerte. Uno de los axiomas más seguros de la ciencia es que la energía nunca muere; no se puede crear ni destruir».

Entonces, ¿a dónde va esta energía? ¿Se traslada a la siguiente dimensión? La teoría del multiverso propone un número infinito de universos, algunos muy similares al nuestro, otros muy diferentes.

La teoría del multiverso propone un número infinito de universos, algunos muy similares al nuestro, otros muy diferentes.

Un número infinito de universos implica un número infinito de escenarios; por ejemplo, en otro universo, la civilización humana podría haber evolucionado en un ambiente acuático, en un «planeta completamente azul». La física newtoniana a la que todos estamos acostumbrados no logra explicar tal posibilidad, pero la física cuántica la respalda.

Ni siquiera los físicos cuánticos comprenden completamente cómo funciona la mecánica cuántica. Una de las razones de esto es la falta de comprensión, lo que se denomina principio de incertidumbre.

Uno de los aspectos más importantes de la física cuántica que actualmente conocemos de una manera muy simplificada, es el principio que puede explicarse como «uno no puede saber completamente cómo se comporta una partícula subatómica ya que incluso observarla o medir sus atributos cambia enormemente su comportamiento».

En la Interpretación de Muchos Mundos, cada vez que se realiza una medición cuántica, cada universo se ramifica en una serie de nuevos universos y así se realizan todas las posibilidades. Sin embargo, los críticos cuestionan la existencia de estos universos ya que no parecen influir en el nuestro.

Ahora viene el truco y se llama la teoría de muchos mundos que interactúan. Afirma que el mundo que experimentamos es solo uno de una enorme cantidad de mundos similares que interactúan entre sí. Esta interacción es básicamente una fuerza universal de repulsión que evita que los mundos tengan configuraciones físicas similares.

Según uno de los defensores de la teoría de muchos mundos interactivos, el profesor Howard Wiseman de la Universidad Griffith en Brisbane, Australia, este escenario no contradice la mecánica cuántica, en realidad explica muchos de sus fenómenos inusuales.

Wiseman dijo:

«Esta imagen es todo lo que se necesita para explicar los extraños efectos cuánticos, como las partículas que atraviesan barreras sólidas y el comportamiento de las ondas en experimentos de doble rendija».

«Entonces, ¿qué tiene esto que ver con que la muerte no sea el final?» usted podría preguntar. Bueno, como cree Robert Lanza, una multitud de universos que interactúan entre sí abren la posibilidad de que la energía pase entre ellos. En su opinión, el alma humana es una forma de energía y con infinitos escenarios posibles, también podría manifestarse dentro de un plano de existencia diferente.

¿Es la muerte realmente el final?

En un número infinito de universos, cualquier cosa que pueda suceder ocurre en algún universo. En estos escenarios, la muerte no existe en ningún sentido real. Es solo una ilusión dictada por algunas de nuestras creencias tradicionales.

Al tomar en consideración estas premisas, conceptos como el espacio y el tiempo pierden su importancia y la distinción entre pasado, presente y futuro deja de tener sentido. Por tanto, la inmortalidad no se definiría como una existencia perpetua en el tiempo sin fin, sino más bien como algo que reside fuera de lo que llamamos el continuo espacio-tiempo.

Si bien algunos de ustedes pueden descartar esta posibilidad y etiquetarla como «una loca conspiración de reencarnación», tenga en cuenta que varios miembros respetados de la comunidad científica creen firmemente en ella. Después de todo, realizamos nuestras construcciones de la realidad basándonos en la información proporcionada por nuestros sentidos limitados y estas fuentes de información pueden ser fácilmente engañadas o manipuladas.

Si necesita un ejemplo de una teoría del tiempo aún más loca o escandalosa, no busque más, la hipótesis del tiempo fantasma, avanzada por el historiador alemán Heribert Illig y el Dr. Hans-Ulrich Niemitz.

El alma es energía

Según ellos, nuestros calendarios nos mienten absolutamente y, de hecho, vivimos en 1717 d.C. Esta teoría afirma que todos los eventos históricos entre 614 y 911 d.C. son de hecho fabricados y la historia que nos han enseñado es solo un gran encubrimiento.

Illig y Niemitz dicen que el emperador del Sacro Imperio Romano Germánico Otto II conspiró con el papa Silvestre II y el emperador bizantino Constantino VII para formular un sistema de datación que los ubicaría en el año especial del 1000 d.C.

Los efectos secundarios de su empresa incluyeron reescribir la historia y fabricar varias figuras históricas, como Carlomagno. Los dos acusan al clero de manipular pruebas y ocultar la verdad. Eso significaría que somos simplemente un Truman Show de la vida real …

En palabras de Albert Einstein: «La realidad es simplemente una ilusión, aunque muy persistente».

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