Desde haces miles de años, culturas antiguas han dejado relatos referidos a seres extraños que salían de las entrañas de la Tierra y que brindaban conocimientos o ayuda a los humanos. ¿Existen civilizaciones inteligentes y avanzadas viviendo en el interior de la Tierra?

Uno de mis libros favoritos de todos los tiempos es, sin duda, «Viaje al centro de la Tierra«, escrito por el mundialmente famoso Julio Verne.

La historia escrita por Verne involucra a un profesor alemán llamado Otto Lidenbrock que estaba convencido de que existen tubos volcánicos que conducen hacia el centro de nuestro planeta.

Lidenbrock, su sobrino Axel y su guía Hans descienden al volcán islandés Snæfellsjökull y se encuentran con muchas aventuras por el camino, incluidos animales prehistóricos y peligros. Finalmente, resurgen en el sur de Italia, en el volcán Stromboli.

Un enorme océano en el interior de la Tierra

En el libro, Verne describe un enorme océano que existe en el interior de nuestro planeta.

Explica cómo: una vasta extensión de agua, el principio de un lago o de un océano, se extendía más allá de los límites de la vista.

Además, la vista seguía su masa perfilada sobre el fondo brumoso del horizonte. Era un verdadero océano, caprichosamente contorneado por las orillas terrestres, pero desierto y con un aspecto terriblemente salvaje.

El libro fue un bestseller de ciencia ficción, y a pesar de que mucha gente creía que algo así podía ser posible, la idea siguió siendo firmemente una idea de ciencia ficción.

Ahora bien, ¿y si lo que antes se creía una mera fantasía del escritor, estuviera, de hecho, más cerca de la realidad?

¿Es posible que realmente exista un océano subterráneo bajo nuestros pies?

¿Es posible que realmente exista un océano subterráneo bajo nuestros pies?

Un artículo publicado en la revista Nature apunta en esa dirección.

Resulta que los científicos descubrieron hace un tiempo un diamante rico en agua con trazas de un mineral llamado ringwoodita (en honor a su descubridor, el geoquímico Alfred Ringwood).

El diamante procedía originalmente de una zona que separa el manto terrestre superior del inferior, es decir, entre cuatrocientos y seiscientos kilómetros bajo nuestros pies.

Entonces, ¿qué tiene eso que ver con Verne, la Tierra Interna y un océano bajo nuestros pies?

El caso es que el diamante encontrado estaba asociado a moléculas de agua en una proporción significativa (1.5%), lo que lleva a los expertos a proponer la teoría de que esta zona de transición del manto terrestre es muy rica en agua.

De hecho, los científicos han propuesto que hay tanta agua bajo la superficie de nuestro planeta, que podríamos cubrir la superficie de nuestro planeta enteramente de agua. La existencia de este «océano subterráneo» explicaría el gran dinamismo volcánico y tectónico del planeta.

Graham Pearson, investigador de la Universidad de Alberta (Canadá) afirma que la ringwoodita encontrada «proporciona la confirmación de que realmente existen bolsas de agua en las profundidades de la Tierra».

Sin embargo, se trata de una confirmación teórica, por supuesto, ya que debido a la falta de equipos y tecnología sería imposible obtener pruebas físicas del manto directamente.

Eso es una pena, ya que, a pesar de que los humanos han llegado al espacio, han aterrizado en la Luna y han explorado mundos alienígenas lejanos, aún no hemos explorado qué hay exactamente bajo nuestro océano y qué misterios pueden esconderse bajo la superficie de nuestro planeta.

Viaje al centro de la Tierra

Alfred Ringwood propuso que el mineral que lleva su nombre podría encontrarse en la zona de transición del manto, originada por las altas presiones y temperaturas que se dan a gran profundidad bajo la superficie.

Pero si no podemos bajar hasta allí, ¿cómo encontraron los científicos el diamante?

Los expertos creen que el diamante salió a la superficie en una erupción volcánica en una colada de kimberlita (una roca ígnea formada por magma y que es la más profunda).

Tenía sólo tres milímetros de ancho y carecía de valor comercial, pero se vendió a unos científicos que buscaban otro tipo de rocas y que dieron con algo que no tenía precio: dentro del diamante había un rastro microscópico de ringwoodita.

Pero no todo el mundo está convencido de que exista un océano subterráneo masivo y no todos los científicos creen que el resultado del análisis del diamante deba extrapolarse a la teoría de un océano submarino masivo basándose en una muestra tan pequeña de ringwoodita.

Es más, algunos científicos incluso admiten que aunque exista un océano bajo nuestros pies, no estaría en forma líquida sino bajo una variante molecular llamada hidroxilo, con un solo átomo de oxígeno y otro de hidrógeno en lugar de los dos.

David Wilcock y las civilizaciones internas de la Tierra

En 2015, apareció un artículo en Coast To Coast AM, donde el autor e investigador David Wilcock habla de las Civilizaciones Internas de la Tierra.

Wilcock dijo a C2C que una alianza de civilizaciones antiguas reside actualmente en el interior de la Tierra, y que pronto podrían revelarse al mundo «exterior».

Durante la formación de todos los planetas acuosos del universo, explicó, se forman cavidades huecas bajo la superficie de la corteza y tienen su propio bioma que cuenta con bacterias que emiten luz natural.

«Lo que esto significa es que realmente se puede vivir dentro de cavernas en la Tierra que tienen luz visible».

Basándose en su investigación, Wilcock dijo:

«Parece que estas cavidades se utilizan para que las civilizaciones más avanzadas tengan un lugar donde puedan vivir mientras gestionan lo que ocurre en la superficie.».

A lo largo de la historia del planeta, explicó, varias sociedades avanzadas, como los atlantes, se refugiaron bajo tierra para sobrevivir a tiempos tumultuosos y finalmente se asentaron en su nueva ubicación subterránea.

Aunque la presencia de estas civilizaciones forma parte de la tradición OVNI desde hace décadas, afirmó que el gobierno tiene conocimiento directo de su presencia debido a que las descubrió accidentalmente a través de proyectos clandestinos destinados a construir bases subterráneas secretas.

Wilcock dijo:

«Tendrán estas tuneladoras y a veces se abren paso hasta algún lugar al que se supone que no deben ir, y ya hay gente allí».

Pueden ver la entrevista completa con David Wilcock, aquí.

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