Existe una brecha inusual en el campo magnético de la Tierra, del «tamaño de los Estados Unidos continentales», sobre América del Sur y el Océano Atlántico Sur. Cuando los satélites atraviesan esta anomalía, se encuentran en una zona de radiación «más intensa que en cualquier otro lugar en órbita».

Esta región, también conocida como la South Atlantic Anomaly (SAA) o Anomalía del Atlántico Sur  o el «Triángulo del Espacio de las Bermudas», se encuentra en un punto donde el campo magnético del planeta es particularmente débil.

John Tarduno, profesor de geofísica en la Universidad de Rochester, dijo en un comunicado:

«No me gusta el apodo de ‘Triángulo del Espacio de las Bermudas’, pero la región tiene una fuerza de campo geomagnético más baja, lo que finalmente hace que los satélites sean extremadamente vulnerables a la radiación. Hasta tal punto que las naves espaciales pueden resultar seriamente dañadas cuando cruzan esta anomalía».

Por lo general, el campo magnético de la Tierra protege al planeta, comenzando desde una altitud de un kilómetro hasta 60 mil sobre la superficie. Pero en la SAA, los satélites están siendo bombardeados activamente por protones, cuya energía supera los 10 millones de electronvoltios, informa Express.

En los primeros días de la Estación Espacial Internacional (ISS, por sus siglas en inglés), la anomalía provocó un mal funcionamiento de las computadoras de los astronautas, lo que obligó a la tripulación a apagar sus sistemas a bordo. Los astronautas también sufrieron radiación. Algunos informaron haber visto extraños puntos blancos frente a sus ojos. Desde entonces, los científicos han tomado todas las medidas para protegerlos.

Hace varios años, el satélite japonés Hitomi cayó en órbita desde esta zona. Poco más de un mes después del lanzamiento en febrero de 2016, los operadores perdieron contacto con el dispositivo. Más tarde, los expertos descubrieron que el problema surgía del bloque de referencia inercial de la nave que informaba una rotación de 21,7 grados por hora cuando en realidad estaba estacionaria. Cuando el sistema de control intentó contrarrestar la rotación inexistente, el satélite se descompuso. Todo esto sucedió mientras el satélite se movía por el SAA.

Según los científicos de la NASA, Weijia Quang y Andrew Tangborn, la anomalía no solo migra hacia el oeste, sino que continúa creciendo en tamaño. En cinco años, esta área podría crecer un 10% en comparación con los valores de 2019. Julien Aubert, del Instituto de Física de la Tierra de París, dijo que se necesita más investigación para obtener conclusiones finales. Sin embargo, advirtió que es imposible predecir la evolución del núcleo de la Tierra durante varias décadas por delante.

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