En el mundo existen innumerables sitios sagrados y donde las tradiciones narran sucesos realmente extraordinarios. El Monte Meru es uno de ellos.
Según los registros hindúes, los cristianos creen que la Tierra es el centro del universo. En contraste con esta creencia, los hindúes consideran el monte Meru como el centro universal y el hogar de sus dioses.
A los ojos de los hindúes, el monte Meru es bastante grande, su altura es de unas 84.000 yojanas (unos 1.082.000 km). Dado que la religión hindú y otras religiones orientales idolatran a Meru, les parece que el Sol y todos los planetas del sistema solar giran a su alrededor.

Un fresco que representa el monte Meru (izquierda) y una pintura (derecha) de la cosmología jainista.
Según la mitología jainista, Meru está rodeado por dos soles, dos lunas y dos «conjuntos» de estrellas. Cuando algunos de ellos están a la vista, otros se esconden a la sombra de una montaña, que creen que tiene unas 100.000 yojanas de ancho.
Para los hindúes, Meru es el eje de la Tierra. Sin él, el planeta no podrá girar. Además, ven la montaña como el hogar de los dioses, con sus reinos esparcidos por toda su inconcebible altura.
Los seguidores de cada uno de estos importantes dioses viajan a estos reinos celestiales para descansar y esperar su próxima reencarnación.
Para los javaneses, el monte Meru contribuyó al origen de la isla de Java. Según sus leyendas, el gurú de Batara ordenó a Brahma y Vishnu que llenaran la isla de gente. En ese momento, la isla de Java deambulaba y no estaba atada a ninguna tierra firme. Para detener el movimiento, los dioses trasladaron una parte de la montaña sagrada de la India y la unieron a Java. Esta nuevo ancla era el monte Semeru, ahora el volcán más alto de Java.
Para los budistas, la importancia del monte Meru también radica en su creencia de que es el centro del universo. A diferencia de la versión hindú, los budistas creen que la montaña estaba rodeada por un cuerpo de agua y creen en 31 niveles de vida en Meru.
Dado que el monte Meru es el centro ecuménico y un lugar sagrado, se le atribuyen muchas características mitológicas. Primero, es tan alto que la montaña «toca el cielo» y la estrella polar brilla directamente sobre la montaña, dándole una apariencia sagrada. En segundo lugar, se dice que el Ganges llega a la montaña como un río y, al llegar a Meru, se divide en 4 ríos separados.
En tercer lugar, hay 4 ciudades llenas de residentes, una a cada lado de la montaña. Los mitos antiguos dicen que estos habitantes ven constantemente el Sol en su cenit y siempre trabajan. El Sol sale y se pone solo para los que no viven en la montaña.
Además, hay un señor de los cielos, Dios Indra, y vive en la cima. También hay cuatro reyes celestiales en el monte Meru, uno a cada lado. La montaña se extiende hasta Jambudwip, que a su vez se divide en 4 continentes. El continente sur es donde nació Buda y aquí se siguen sus enseñanzas.
Muchos templos famosos hindúes, jainistas y budistas se construyeron como imágenes simbólicas de esta montaña. La base del estilo es un rasgo característico de las pagodas chinas.
Aunque los antiguos budistas creían que la montaña era real, los visitantes europeos comenzaron a expresar otros pensamientos sobre la Tierra, que contradecían las enseñanzas de Buda sobre Meru. Los eruditos budistas modernos han decidido que esta es una historia alegórica y no una descripción de una montaña real.
Sin embargo, muchos budistas todavía se niegan a cambiar sus creencias sobre la montaña sagrada. Para ellos, creer en la existencia de Meru es lo mismo que creer en Buda.
Si te sumerges en la realidad, el monte Meru es un volcán ubicado a 70 kilómetros al oeste del monte Kilimanjaro en Tanzania, de 4.562 metros de altura.
¿Te gustó este artículo? Síguenos en nuestra página de Facebook: Planeta Maldek para que no te pierdas ningún contenido. Además, puedes visitar nuestra portada y acceder a todos los artículos. O si gustas has clic en la imagen a continuación:
DECODIFICADO
Resultados de análisis de ADN de los cráneos alargados de Paracas revelan que son diferentes a los cráneos humanos convencionales
Paracas, una península árida ubicada en la provincia de Pisco, al sur de la costa de Perú, se convirtió en escenario de uno de los hallazgos arqueológicos más sorprendentes del siglo XX. En 1928, el investigador peruano Julio C. Tello descubrió allí un extenso y complejo cementerio que albergaba sepulturas con restos humanos cuyos cráneos presentaban una forma inusualmente alargada, distinta a cualquier otro registro conocido. Estas piezas, que luego serían llamadas cráneos de Paracas, superaban en número las expectativas: más de 300 ejemplares datados en aproximadamente 3000 años de antigüedad.
DECODIFICADO
Hace 2.700 un eclipse solar total fue registrado en China. Hoy, gracias a la geografía histórica sabemos mucho más
Un equipo internacional de investigadores ha utilizado sus conocimientos de geografía histórica para reexaminar el registro más antiguo de un eclipse solar total conocido por la comunidad científica, lo que ha permitido realizar mediciones precisas de la velocidad variable de rotación de la Tierra desde el año 709 a. C. Los investigadores calcularon cómo se habría visto el Sol desde Qufu, la antigua capital china del ducado de Lu, durante el eclipse solar total. Con esta información, analizaron la descripción antigua de lo que se ha considerado la corona solar —la tenue atmósfera exterior del Sol visible a simple vista solo durante los eclipses totales— y descubrieron que su morfología respalda las recientes reconstrucciones del ciclo solar del siglo VIII a. C.
DECODIFICADO
Científicos pueden haber descifrado el misterioso idioma de una antigua ciudad perdida
Durante más de un siglo, Teotihuacán ha sido uno de los mayores enigmas de la arqueología mesoamericana. Nadie sabe con certeza quiénes fundaron la ciudad, qué idioma hablaban ni por qué desaparecieron. Ahora, un estudio reciente sugiere que los símbolos encontrados en sus muros podrían revelar por primera vez las huellas del lenguaje perdido de sus antiguos habitantes.


