Muchas civilizaciones antiguas dejaron expresiones referidas a dioses con aspecto reptil humanoide. ¿Hubo acaso un contacto en el remoto pasado con una especie extraterrestre o intraterrestre con dichas características?

Misteriosos artefactos de 7.000 años desenterrados en el sitio arqueológico de Al Ubaid muestran cuerpos humanoides con rasgos de reptiles o también llamados «Hombres Lagarto». Sí, estamos hablando de estatuas legítimas de reptiles masculinos y femeninos que se encuentran en muchas posiciones diferentes.

Algunos parecen ser cascos deportivos, mientras que otros simplemente tienen hombreras. Aún así, se encontró que otras figuras sostenían un cetro o un bastón y algunas de las estatuas femeninas estaban amamantando o sosteniendo a sus crías, las cuales, por cierto, también tienen rasgos de reptil.

Con sus cabezas largas, ojos en forma de almendra, caras alargadas y afiladas y narices de lagarto, uno no puede evitar preguntarse por qué eran tan importantes para la gente de Ubaidian.

Estatuillas reptil de Al-Ubaid

Sabemos que la serpiente era un símbolo importante en muchas sociedades para representar cualquier número de dioses, pero según muchos arqueólogos, estas criaturas parecidas a lagartos no eran adoradas como dioses, por lo que, por supuesto, nos lleva a preguntarnos ¿Qué representan exactamente?

Uno de nuestros investigadores investigó el asunto y encontró una teoría interesante.

Sabemos que los indios Hopi del norte de Arizona tienen historias que se remontan a cientos de años y hablan de sus «hermanos serpiente» construyendo ciudades subterráneas en Arizona, México y América Central.

Además, al dios maya tolteca de Gucumatz se le llamaba a menudo una «serpiente de la sabiduría«, que desempeñaba un papel en la iluminación de los seres humanos.

Los Cherokee y otros pueblos nativos americanos también tienen cuentos que se refieren a una raza de reptiles. Por lo tanto, no sería un gran esfuerzo de imaginación pensar que podrían haber hecho lo mismo en otras partes del mundo.

En la India, algunas de sus escrituras y leyendas hablan de los Naga, que son seres reptiles que viven bajo tierra, a menudo pasando tiempo con los humanos. Los textos indios también se refieren a una tribu de hombres llamada «Sarpa», una raza de reptiles que aparecen con narices de serpiente y piernas serpenteantes.

En Japón se podían escuchar historias sobre el Kappa, un humanoide reptil. También hay evidencia de una raza de reptiles en el Medio Oriente donde se encontraron las estatuas, junto con personas parecidas a reptiles que van desde genios hasta dragones y hombres serpiente. En el Libro perdido de Jasher, se describe con cierto detalle una raza de serpientes.

Escuchar sobre estas estatuas recuerda a muchos un artículo que apareció en la edición del 27 de enero de Los Angeles Times. El titular era: «¡La ciudad de las catacumbas del pueblo lagarto!«.

Ciudad de la «Gente Lagarto» anunciada en un diario de la época

La historia habla de una ciudad perdida de catacumbas llena de tesoros incalculables y registros de una raza avanzada de humanos. G. Warren Shufelt, un geofísico e ingeniero de minas se obsesionó con desenterrar la ciudad perdida debajo de Fort Moore Hill y esperaba que al hacerlo, se revelarían los secretos del pueblo «Lagarto».

El Sr. Shufelt creía que en las catacumbas había tablillas hechas de oro que contenían información muy importante para la raza humana, ya que la Gente Lagarto poseía un nivel intelectual mucho mayor que los seres humanos modernos. Creía tan profundamente en esto que clavó un eje de 76 metros en el suelo.

Usando radiografías, Shufelt trazó un mapa de lo que él creía que era el patrón de las catacumbas y las bóvedas de la ciudad perdida.

Grandes habitaciones en las cúpulas de las colinas sobre la ciudad de los laberintos albergaban a 1000 familias «a la manera de edificios altos» y los suministros de alimentos imperecederos de la variedad de hierbas se almacenaban en las catacumbas para proporcionarles sustento durante largos períodos de tiempo en que el fuego barrió la tierra.

Estatuilla Al-Ubaid y una especie de casco.

No se convenció de que el laberinto de catacumbas perteneciera alguna vez al pueblo Lagarto hasta que se reunió con Little Chief Greenleaf en el albergue medicinal de los indios Hopi.

Una vez que el Jefe Greenleaf le contó al Shufelt sobre la gente lagartos, se convenció de que había encontrado una de sus ciudades subterráneas. De hecho, después de estudiar el patrón de las catacumbas, Shufelt notó que la ciudad en sí se parecía a un lagarto.

Cuenta la leyenda que el Pueblo Lagarto tenía una habitación clave que era un directorio de todas las partes de la ciudad. Además, la leyenda dice que todos los registros de la ciudad se guardarían en tablas de oro de 1.2 metros de largo y 35 cm de ancho.

Si bien la ciencia convencional se burla de la idea de una raza de reptiles humanoides, no pueden encontrar una teoría mejor para explicar estas estatuas de reptiles de 7.000 años de antigüedad. Aquellos de nosotros que pensamos fuera de la caja ya consideramos que la mayor parte del misterio está resuelto.

Autor: Debi Chestnut

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