HISTORIA OCULTA
Zorats Karer, el misterio del «Stonehenge» armenio
Zorats Karer, también llamado el «Stonehenge» armenio es un sitio arqueológico prehistórico ubicado en la provincia de Syunik, ciudad de Armenia.
Aunque la actividad humana lleva miles de años en los neblinosos y accidentados valles del sur del Cáucaso, la comunidad arqueológica occidental sólo ha tenido acceso a ellos en los últimos tiempos.
El yacimiento arqueológico de 4.5 hectáreas cuyo nombre es tan controvertido como sus misteriosos orígenes, resguarda muchos misterios y posibles respuestas sobre su origen.
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Zorats Karer
Zorats Karer, también conocido como Karahundj en la jerga local, se encuentra en la región más meridional de Armenia y ha sido testigo de numerosos asentamientos humanos a lo largo de milenios, desde civilizaciones prehistóricas hasta medievales.
Consta de una antigua tumba y un grupo de aproximadamente 200 enormes monolitos de piedra que se encuentran cerca. Ochenta de estos monolitos presentan unos característicos agujeros bien pulidos perforados hacia sus bordes superiores.
Para consternación de los expertos locales, en los últimos años un estudio preventivo que comparaba las implicaciones astronómicas de Zorats Karer con las del emblemático monumento inglés de Stonehenge ha atraído la atención de todo el mundo hacia los monolitos.
Muchos medios turísticos respondieron a la comparación llamando coloquialmente a Zorats Karer el «Stonehenge armenio«, y el debate resultante entre la comunidad científica y la cultura popular ha sido encarnizado.
El primer relato erudito sobre Zorats Karer lo realizó en 1935 el etnógrafo Stepan Lisitsian, quien afirmó que en su día funcionó como estación para retener animales. Más tarde, en la década de 1950, Marus Hasratyan descubrió un conjunto de cámaras funerarias de los siglos XI a IX a.C.
Compuesto por piedras magnéticas
Pero la primera investigación que atrajo la atención internacional sobre el complejo fue la del arqueólogo soviético Onnik Khnkikyan, quien afirmó en 1984 que las 223 piedras megalíticas del complejo podrían haber sido utilizadas, no para la cría de animales, sino para la observación prehistórica de las estrellas.
Creía que los agujeros de las piedras, de cinco centímetros de diámetro y hasta veinte de profundidad, podían haber servido de telescopios primitivos para mirar a lo lejos o al cielo.
Intrigado por las implicaciones astronómicas, la siguiente serie de investigaciones corrió a cargo de una astrofísica llamada Elma Parsamian, del Observatorio Astrofísico de Byurakan, uno de los principales centros astronómicos de la URSS.
Ella y sus colegas observaron la posición de los agujeros según un calendario astronómico y establecieron que varios de ellos se alineaban con la salida y puesta del Sol en el día del solsticio de verano.
Ella es también la responsable de haber sugerido el nombre de Karahundj para el yacimiento, en honor a un pueblo situado a 40 km con el mismo nombre. Antes de sus investigaciones, los lugareños se referían al yacimiento como Ghoshun Dash, que significa «Ejército de Piedras» en turco.
Antiguo sitio de observación astronómica
El mito popular sugiere que las piedras se erigieron en la antigüedad para conmemorar a los soldados muertos en la guerra. Después de la década de 1930, los lugareños adoptaron la traducción armenia, Zorats Karer. Pero Karahundj, según Parsamian, ofrecía un nombre más interesante porque Kar, significa piedra, y hundj, un sufijo peculiar que no tiene significado en armenio, suena notablemente parecido al británico «henge».
En los últimos años, este nombre ha recibido críticas extremas por parte de los estudiosos y en los textos científicos se utiliza casi exclusivamente el nombre de Zorats Karer.
Varios años después, un radiofísico llamado Paris Herouni llevó a cabo una serie de estudios de aficionado derivados de los de Parsamian, utilizando métodos telescópicos y las leyes de precesión de la Tierra. Sostuvo que el yacimiento se remonta en realidad a alrededor del año 5500 a. C., antecediendo a su homólogo británico en más de cuatro mil años.
Fue un firme pionero en la comparación directa con Stonehenge e incluso llegó a rastrear etimológicamente el nombre de Stonehenge hasta la palabra Karahundj, afirmando que en realidad tenía orígenes armenios. También mantuvo correspondencia con el principal estudioso de la teoría del observatorio de Stonehenge, Gerald Hawkins, quien aprobó su trabajo. Sus afirmaciones se difundieron rápidamente, y a otros estudiosos que impugnan enérgicamente su hallazgo les ha resultado difícil disiparlas.
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