Recientemente ha aparecido en las redes sociales un extraordinario documento de 1983. El informe de inteligencia militar estadounidense de 29 páginas, previamente clasificado, conocido como «Análisis y Evaluación del Proceso de Entrada», ha acaparado una gran atención. En él se afirma que la conciencia humana «nunca muere».

Experiencia Gateway

El informe, elaborado por el teniente coronel del ejército estadounidense Wayne M. McDonnell, fue desclasificado por la CIA en 2003. Inicialmente se le asignó la misión de descubrir el motivo del despliegue de algunos oficiales de inteligencia del Ejército en un modesto instituto de Charlottesville, Virginia, donde se estaba llevando a cabo la «Experiencia Gateway».

Este proyecto clandestino se describe como «un sistema de entrenamiento diseñado para mejorar la fuerza, la concentración y la coherencia para alterar la conciencia». Su objetivo es ayudar a los individuos a trascender el reino físico, así como las limitaciones de tiempo y espacio.

El instituto responsable del desarrollo del Portal fue creado por Robert Monroe, propietario de la empresa de radiodifusión RAM Enterprises. A Monroe le cautivó el concepto de los estados alterados de conciencia y comenzó su exploración estudiando el impacto de las ondas sonoras en la conciencia humana, incluido el potencial de aprendizaje mientras se duerme.

En 1971, Monroe publicó su libro inaugural, «Out-of-Body Journeys» (Viajes extracorporales), en el que detallaba sus experiencias personales con estados extracorporales, en los que percibía su conciencia desligada de su forma física.

La conciencia humana nunca muere.

La Unidad de Inteligencia del Ejército (INSCOM) encontró esto intrigante y envió al Teniente Coronel McDonnell a realizar una investigación. Llegó a la conclusión de que la Experiencia Gateway distaba mucho de ser una mera locura pseudocientífica.

Según el teniente coronel, la «Experiencia Gateway» se sustenta en una base «sólida y lógica» de física y neurociencia. Se trata fundamentalmente de una técnica de calibración de los campos energéticos del cerebro para acceder a niveles de conciencia que se extienden más allá de la realidad ordinaria.

El informe de McDonnell postula que nuestra conciencia funciona como un holograma, que emerge de las actividades eléctricas y energéticas de nuestro cerebro en interacción con el campo cuántico del universo.

Si consideramos el universo físico como un conjunto de capas de energía que vibran a frecuencias distintas, la mente humana actúa como un receptor: interpreta esas frecuencias y elabora la «realidad» holográfica que encontramos a diario. Sin embargo, alterar el canal a través de la meditación, el método Gateway u otras prácticas esotéricas permite a nuestra consciencia trascender el mundo mundano y explorar diferentes capas de realidad no limitadas por el espacio y el tiempo.

La conclusión más profunda del teniente coronel del Pentágono fue que la conciencia, como forma de energía, no desaparece tras la muerte.

Al contrario, se desprende del cuerpo físico y se funde con lo que Monroe denominó el «Absoluto», un mar cósmico expansivo de potencial ilimitado. El análisis de McDonnell sugiere que cada vida que llevamos contribuye a un compendio cada vez mayor de experiencias entretejidas en nuestra conciencia perpetua.

Al entrar en nuevos recipientes físicos, estos recuerdos suelen permanecer ocultos, aunque emergen ocasionalmente, sobre todo en los niños pequeños. Esto coincide con los hallazgos de la División de Investigación Perceptiva de la Universidad de Virginia, que ha documentado más de 2.500 casos de niños que relatan espontáneamente detalles precisos de vidas anteriores.

Aunque el informe McDonnell no cuenta con un respaldo generalizado, respalda la controvertida idea de que la reencarnación podría ser algo más que un concepto místico y representar una faceta palpable, aunque no del todo comprensible, de la existencia.

Pueden leer el informe completo de la CIA en este ENLACE.

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