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Científicos descubren un paisaje amazónico perdido y revelan un pasado creado por el ser humano Científicos descubren un paisaje amazónico perdido y revelan un pasado creado por el ser humano

CIVILIZACIONES

Científicos descubren un paisaje amazónico perdido y revelan un pasado creado por el ser humano

En los remotos Llanos de Moxos, en el suroeste de la Amazonía boliviana, un nuevo estudio demuestra que lo que hoy parece un mosaico natural de lagos, sabanas y humedales es, en realidad, un paisaje profundamente modelado por comunidades indígenas a lo largo de casi ocho siglos. Bajo las aguas someras de los lagos Rogaguado y Ginebra y en las planicies que los rodean se ocultan campos elevados, canales y montículos que revelan una larga historia de ingeniería ecológica y manejo sostenible del agua.

La Amazonía que parece intacta, pero está llena de memoria

Los lagos Rogaguado y Ginebra se encuentran dentro del Área Protegida Municipal de los Grandes Lagos Tectónicos de Exaltación y forman parte del humedal Ramsar del río Yata, reconocido por su importancia ecológica y cultural. La región se integra en los Llanos de Moxos, el mayor humedal de la cuenca amazónica, donde se entrelazan sabanas, bosques y llanuras de inundación estacional. Durante siglos, este paisaje alimentó leyendas como la «tierra de Paititi» y fue visto como un espacio casi mítico. Hoy, gracias a la arqueología y a la tecnología, se revela como un archivo vivo de la interacción prolongada entre sociedades humanas y ecosistemas inundables.

Una expedición a los Grandes Lagos Tectónicos

En septiembre de 2021, un equipo interdisciplinario se adentró en esta zona poco estudiada. La expedición, enmarcada en el proyecto de los Grandes Lagos Tectónicos de Exaltación, reunió especialistas en conservación, ecología, biodiversidad, antropología y arqueología. Su objetivo no era solo excavar sitios puntuales, sino comprender el paisaje en conjunto. Mediante prospecciones de campo, excavaciones y mapeo con LiDAR, el grupo identificó varios sitios arqueológicos clave: Paquío, Coquinal, Isla del Tesoro y Jasschaja, cada uno reflejando una fase distinta de ocupación y transformación del entorno.

Las dataciones por radiocarbono revelan una secuencia de asentamientos entre aproximadamente 600 y 1400 de nuestra era. En ese lapso, distintas comunidades no solo habitaron el área, sino que la rediseñaron de manera continua, adaptando sus prácticas a los cambios ambientales y sociales.

Plataformas de cultivo elevadas cerca del lago Ginebra

Plataformas de cultivo elevadas cerca del lago Ginebra. Imagen: O. Torrico / WCS-Bolivia

Campos elevados, canales y dietas diversas

En Paquío se identificó una fase temprana hacia el año 600, seguida por un periodo de intensificación entre 1000 y 1200. Allí aparecieron concheros, capas densas de cerámica y una compleja red de canales y campos elevados, probablemente vinculados a una agricultura basada en el maíz. Más al norte, en Jasschaja, datado entre 1300 y 1400, se observaron modificaciones del paisaje aún más amplias, junto con una mayor diversidad de plantas, indicio de un manejo expandido de bosques y cultivos.

El relieve de la zona, cuando se analiza con detalle, revela zanjas circulares y cuadrangulares, canales de drenaje, plataformas de cultivo y agrupaciones de montículos que forman un sistema intrincado de control del agua y producción agrícola. Estas estructuras fueron diseñadas para amortiguar inundaciones, canalizar el agua y crear espacios habitables y cultivables en un medio estacionalmente anegado. Su variedad sugiere siglos de experimentación local y estrategias flexibles, en vez de un único plan rígido.

Las excavaciones en Paquío y Jasschaja también sacaron a la luz una dieta prehispánica notablemente diversa. Se encontraron restos de peces como el pez lobo, el peacock bass y el pez pulmonado sudamericano, además de reptiles como caimanes y tortugas, y mamíferos como capibaras, pacas y armadillos. Las evidencias botánicas incluyen maíz, legumbres y varias palmas: moriche, corozo, cumare, totai, palmita y la peach palm. Este conjunto dibuja una economía mixta que integra pesca, caza, recolección y cultivo ajustados al pulso de los humedales.

Paisaje biocultural y colaboración con pueblos indígenas

El estudio subraya que estos territorios no son solo espacios de alta biodiversidad, sino paisajes bioculturales donde naturaleza y cultura han coevolucionado. Las comunidades Cayubaba y Movima siguen habitando estos entornos, manteniendo vínculos profundos con los lagos y los bosques. Durante las campañas de campo posteriores a la pandemia, representantes del Consejo Indígena Cayubaba, que agrupa a comunidades Cayubaba y Movima, participaron activamente en la investigación: señalaron áreas relevantes, guiaron el acceso a lugares significativos y solicitaron que ciertos sitios se mantuvieran intactos.

Esta colaboración, basada en el diálogo y el respeto, permitió que la investigación arqueológica se alineara con las prioridades locales y reforzara la idea de que el conocimiento científico y el saber indígena forman parte de un mismo esfuerzo por entender y cuidar el territorio.

Excavación en el yacimiento de Jasschaja

Excavación en el yacimiento de Jasschaja. Imagen: C. Jaimes

Lo que el pasado enseña sobre el futuro de la Amazonía

La investigación, liderada por Carla Jaimes-Betancourt junto con un amplio equipo que incluye a Geraldine Fernandez, Myrtle P. Shock, Hortensia Nina, Henry Delgadillo, Gabriela Prestes-Carneiro, Andrea Lima, Vinicius M. Nunes y Renan Torrico, fue publicada en 2025 en la revista Frontiers in Environmental Archaeology bajo el título “Historic landscapes, diversified livelihoods in the southwestern Amazon: the case of Lake Rogaguado and Lake Ginebra (Bolivia)”. Su trabajo muestra que las sociedades amazónicas desarrollaron, durante siglos, formas de vida diversificadas que integraban agricultura, pesca y manejo forestal sin romper el equilibrio de los humedales.

En un momento en que la deforestación, la expansión de la agricultura industrial y el cambio climático amenazan la integridad de la Amazonía, los paisajes de Rogaguado y Ginebra aportan algo más que datos del pasado: ofrecen ejemplos concretos de sostenibilidad. Lejos de intentar dominar la naturaleza, estas comunidades trabajaron con sus ritmos, transformando las crecidas estacionales en oportunidades. Aunque la construcción y uso de campos elevados cesó tras las crisis demográficas y las disrupciones asociadas a la colonización europea, la larga duración de estas prácticas evidencia su resiliencia.

Hoy, los humedales de los Llanos de Moxos siguen almacenando carbono, regulando el agua y sosteniendo biodiversidad. La arqueología, apoyada en tecnologías como el LiDAR y en alianzas con pueblos indígenas, actúa como un puente entre los conocimientos inscritos en los paisajes antiguos y las discusiones actuales sobre sostenibilidad y justicia ambiental. La conclusión es clara: la Amazonía no ha sido un vacío humano, sino un territorio intensamente habitado y diseñado, donde la memoria de quienes lo transformaron todavía late bajo el agua y la vegetación.

El estudio científico titulado «Historic landscapes, diversified livelihoods in the southwestern Amazon: the case of Lake Rogaguado and Lake Ginebra (Bolivia)» fue publicado en Frontiers in Environmental Archaeology.

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Por: PlanetaMaldek.com

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